viernes, 19 de noviembre de 2010

Adiós- Ramnusia


Tu presencia está en mi memoria, tu mirada grabada en mis ojos, tu voz penetra en mis oídos recordando su tono tan tierno, tu sonrisa invade mis recuerdos… ¿Qué debo hacer?... Tú aun estás en mí… Vuelve por favor… ¿Debo decir tu nombre e invocarte?... Alucino tu rostro a cada momento. Una imagen que se desvanece… ¿Debo dejarte ir?...
No hay tranquilidad dentro de mí. Cada pregunta me lleva a otra en lugar de a una respuesta… ¿Estás bien?... El eco de tu voz trae a mi mente el recuerdo de tu risa… ¡Qué malvado es el destino!... Debo dejar de culparlo… ¡Qué inútiles mis pensamientos!...
Sigo escuchando mi voz pronunciando tu nombre una y otra vez.
“¿Quién eres tú? Tú no eres quien yo conocí”… Tus palabras retumban en mi mente con tanta fuerza que caigo de rodillas… Pronuncio tu nombre en un intento desesperado por llamarte… No me escuchas, das media vuelta y te vas caminando sin mirar atrás, dejando así la habitación sumergida en un silencio que solo es interrumpido por un sollozo ahogado.
Grito tu nombre una vez más… Lejos de aquí tu mirada se enciende, sabes que te estoy llamando, pero sigues tu camino sin regresar a despedirte… “Es lo mejor” piensas, pero antes de eso dijiste que volverías cuando yo fuera de nuevo la persona que fue todo para ti…
Cuando observé tu mirada antes de tu partida supe que ya no volverías, sin importar que ahora soy yo de nuevo… La decisión estaba tatuada en tus ojos…
Sigues caminando mientras tus ojos se anegan en lágrimas que tratas de contener con todas tus fuerzas… Una gotita resbala por tu ventana… En ese instante, aun postrada de rodillas, caigo en la cuenta de que te pierdo, entonces lanzo un grito al vacío antes de perder la conciencia.
Sigues caminando con tanta determinación que casi nada te detiene, sólo un grito apagado que quizá alucinaste… Continúas tu camino…
Un resplandor que llega de no sé donde me regresa a la realidad… Aún, estando aparentemente en calma, corren lágrimas de mis ojos como por voluntad propia… Reacciono y corro tras ese resplandor siguiendo tus pasos… Uno, dos, tres, cuatro pasos y caigo ante el viento que trata de impedir que te siga… Me levanto y sigo corriendo…
Estiro mi brazo tratando de tocarte, pero aun no te alcanzo… “¡Voltea hacia atrás! ¡Mírame!”... No escuchas mi súplica… El resplandor de aleja poco a poco dejándome cada vez más en la oscuridad…
Grito tu nombre de nuevo… Por fin me escuchas, volteas y me ves corriendo tras de ti… Alzas tu mano en un gesto amable, pero con una expresión melancólica sólo pronuncias una palabra… “Adiós”… Me paralizo al escucharlo… Te volteas de nuevo y te desvaneces dejándome en una oscuridad absoluta…
“Adiós, adiós, adiós”… El eco de esa palabra resuena en mi mente… Cierro los ojos… Ya no siento nada… Me hundo en la oscuridad… Adiós.





1 comentario:

  1. Palabras muy profundas, que me hicieron personificarme en ese "yo" que grita para que aquella persona vuelva.

    ResponderEliminar